Méndez.- Especifica el historiador y académico Francisco Piferrer, acerca de este célebre linaje que procede "de la real casa de Celanova, en Galicia, y reconoce por tronco al rey godo Égica, que empezó a reinar en España por los años de 687, y fue sobrino del rey Wamba, que casó con Egilosa, hija del rey Ervigio, su antecesor."
Méndez procede de Mendo, contracción galaico portuguesa de Menendo, derivado a su vez de Ermendo, es decir del godo Airmanagild y que se convierte en el gótico Hermenegildo. "Airmana", es ganado mayor (bovino y caballar) y "gilds", valor, con lo que la traducción sería "el valor del ganado", aunque más correctamente se podría interpretar como "quien merece estima y aprecio por su ganadería".
Sánchez.- Linaje patronímico derivado del nombre propio Sancho. Procede de la locución latina "sanctius", forma adjetivada o gentilicia de "sanctus", perfecto y libre de toda culpa; a la que se añade el sufijo castellano "z", que significa "hijo de". La acepción exacta sería entonces "Hijo del perfecto". En la mitología, y en el templo de Júpiter, "Sancus" era el dios garante del juramento, que custodiaba los tratados de Roma con los pueblos vecinos. Su difusión en España y América es enorme.
Donoso.- Linaje de origen aragonés, según atestigua Pedro Vitales, en el manuscrito que se conservaba en la biblioteca Salazar y Castro. Miguel de Salazar y Mendoza, "Coronista y Capellán de Honor del Señor Dn Phelipe Quarto Rey de España", en sus obras manuscritas afirma también que su cuna se encontraba en Aragón, aunque pasó a las montañas de Burgos, que es como antiguamente se denominaba a Cantabria.
Etimológicamente viene del latín ‘donum’ que equivale a dádiva, presente, regalo. De esta palabra se deriva "donoso" para calificar al "que tiene gracia y donaire".
Marichalar.- Su primitiva casa solar estuvo enclavada en la localidad de Lesaca, partido judicial de Pamplona, que en la primera mitad del siglo XVI estaba representada por Pedro de Marichalar y cuyo nieto, el licenciado Fermín de Marichalar y Arano, fue señor del solar de su apellido, de los palacios de Echarri-Aranaz y Arbizu, de la villa de Lazarraga-Bengoa, con jurisdicción civil y criminal, y con voto en Cortes, oidor del Consejo Real de Navarra, veedor general del Ejército de dicho Reino y fiscal del Supremo Consejo de Guerra, a quien en 1642, el rey Felipe IV le hizo merced de llamamiento a Cortes de Navarra, perpetuo y por juro de heredad.
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